5783 AÑOS DE TIEMPO JUDÍO

 
Por Martha Wolff.

Cuando salga la primera estrella, el próximo 25 de septiembre, en todos los rincones de la tierra, estén donde estén los judíos, tanto los que van al templo como los que no, se trata de una fuerza desconocida que resurge para compartir pasados remotos y cercanos.

 

Celebraremos el final de la creación del mundo y la primera pareja que lo habitó creyendo que alguien superior lo hizo, según los creyentes, o algo así como un cuento lejano o un relato de ciencia ficción para otros, pero lo cierto es que desde hace casi seis milenios, los judíos creemos en ese principio ordenando nuestro tiempo y espacio en un calendario que rige nuestra historia.

 

Cuando los hombres se lanzaron a la aventura de la vida, al ser imperfectos, cometieron errores y siguieron intentado entender dónde estaban y qué hacían. Y así se reprodujeron y  avanzaron hasta hoy, en la que la incertidumbre sigue siendo parte de su ser. Y continuaron en busca de la verdad a pesar de todo. Por eso es importante celebrar las altas fiestas en el el calendario invisible del alma, porque festejar nos ordena para que afloren las dudas y las certezas de nuestros días y sentimientos a la pertenencia judía.