El último Mashber es un lugar. En el libro del profeta Isaías encontramos: “Ki bahu banim ad Mashber” – “Los hijos han llegado hasta el lugar en donde nacen” (Isaías 37:3). Según este texto, Mashber es el nombre que tenía en la antigüedad la piedra donde las mujeres daban a luz. La imagen de la crisis aquí es ese lugar donde todo nace. Cada nacimiento es, sin dudas, un milagro único. Pero sabemos también que llega rodeado de piedras, de nuevos temores, problemáticas, incertidumbres y desafíos. La crisis que estemos atravesando aparece aquí, como el lugar desde donde volver a nacer. Que sea una piedra nos enseña que no será desde la frágil inocencia de creer que entonces a partir de este nuevo comienzo todo será perfecto. Si hemos llegado al Mashber, a la crisis, es para dar a luz. Conscientes de lo complejo del año que aún no ha nacido pero asumiendo a la vez que sólo nosotros estamos llamados a darle vida.

 

Amigos queridos. Amigos todos.

 

Bertolt Brecht también dijo: “Tal vez sea un error mezclar vinos distintos, pero el viejo saber y el nuevo bien se mezclan”.

 

El año viejo no acaba de morir, pero nos deja la sabiduría de la cepa y la raíz del tiempo. El año nuevo aún no ha nacido, pero nos invita a caminar en calma por una nueva viña. Donde la siembra haga de nuestras crisis semilla para nuevos pactos. Donde la fragancia de las uvas nos haga inspirar profundo, para volver a salir al mundo con una misión y un proyecto de cambio. Donde podamos descubrir que el campo más verde es el refugio que queda en el alma de los nuestros. Ese lugar desde donde volver a nacer.

 

Entonces, sabios del año viejo, y hacedores del año nuevo, con una copa de vino al cielo, decirnos a los ojos en estos días donde nace el tiempo: ¡Lejaim! ¡Por la vida!