Ser judíos nos conecta a un imperativo moral, el Tikún Olam, reparar el mundo

 

Sergio Pikholtz.

Dirigente comunitario (Frente Sionista Liberal Herut Argentina)

 

“El sionismo es el movimiento que defendió la responsabilidad compartida por nuestro destino, y ahora que la misión descansa sobre nuestros hombros debemos llevarla juntos”.

 

Con estas palabras, el presidente del Estado de Israel, Itzjak Herzog, se dirigió a los asistentes a la celebración del 125° aniversario del primer Congresos Sionist Mundial en Basilea, el mismo lugar en que se realizó la conmemoración hace pocas semanas.

 

Desde que el antisemitismo es vergonzante, precisamente el antisionismo y el antiisraelismo son la cara visible de la judeofobia, ya no se manifiesta en el odio a los judíos y su eventual existencia como pueblo, sino a su país y al movimiento político que lo gestó, lo restauró, lo hizo crecer y ahora lo convierte en el centro mismo de la vivencia judía en la diáspora.

 

Vale decir, para los judíos (la gran mayoría) Israel es central en sus vidas y el sionismo uno de los ejes sobre el cual se constituye esa centralidad, y quienes anhelan la desaparición del país judío, por ende, piensan igual sobre las personas judías.

 

Asistimos habitualmente, mucho más de lo deseable, a episodios de antisemitismo visible (ataques a personas o instituciones sólo por ser judíos), y en otros casos solapados (ataques a Israel y al sionismo) siendo posible definir que la judeofobia clásica de extrema derecha fascista y neonazi va en disminución, dejando lugar a la nueva judeofobia antisionista y antiisraelí que se ha desarrollado en la extrema izquierda.

En estos últimos días dos sucesos han promovido un fuerte cimbronazo en redes sociales, ligados en forma directa o indirecta a Israel y el sionismo.

 

La semana pasada, el presidente de Chile, Gabriel Boric, suspendió imprevistamente la audiencia de presentación de credenciales del embajador de Israel, Gil Artzyeli. Este grave desplante diplomático, según argumentaron las autoridades chilenas, se fundamentó en el supuesto asesinato de un joven palestino en el norte de Cisjordania. Cabe aclarar que esto sucedió en el marco de un enfrentamiento entre el ejército israelí y un grupo de terroristas, entre los cuales se encontraba el joven de referencia.

 

La decisión del presidente chileno, que se ha mostrado abiertamente antiisraelí antes de ser electo, despertó la queja airada de toda la dirigencia judía chilena que se ve afectada por este tipo de acciones, especialmente luego de las aclaraciones televisadas del presidente donde dice que los judíos chilenos se tienen que quedar tranquilos porque no serán perseguidos por sus ideas, salvo que transgredan la ley.

 

Esta situación pone de manifiesto cómo la cuestión judía y la cuestión sionista/israelí son inseparables (para el 90% de los judíos), y el ataque a la una se convierte en ataque a la otra, pues así como los judíos salimos en respaldo de Israel mayoritariamente, Israel sale en respaldo de los judíos en cualquier lugar en que se encuentren.

 

Sin dudas esto es el sionismo que describió Herzog en Basilea, según comentamos anteriormente.

 

El desplante al embajador israelí en Santiago es un desplante al país, pero también constituye una negación del derecho a la defensa del único estado judío del planeta Tierra, lo que en los hechos significaría que los judíos en general y los israelíes en particular quedemos a la deriva del destino, lo que es peor aún, a los designios del terrorismo judeofóbico.

 

En simultáneo, una noticia debió haber conmovido al mundo, o al menos a los que siempre tiene algo para decir sobre Israel y lo que llaman el apartheid (imaginario) y la violación de los DD.HH. de los palestinos por parte del estado judío. En Irán, la policía de la moralidad (SIC) asesinó a una joven de 22 años por no llevar correctamente colocado el velo que le cubre la cara.

 

Mesha Hamini, una joven kurda que estaba de visita en Teherán con su familia, fue literalmente muerta a golpes por la teocracia de los ayatollas, mientras el mundo se manifestó poco y nada al respecto. Los mismos grupos que habitualmente condenan a Israel y al sionismo por la supuesta ocupación, ahora callan frente a la barbarie.

 

Recordemos también que Irán convoca habitualmente a terminar con Israel, erradicar a los judíos y que está en pleno proceso de producción de uranio destinado a la construcción de bombas atómicas.