Este periodo de Iamim Noraim, de días terribles, que van desde Rosh HaShaná hasta Iom Kipur, nos enseña lo dificultoso que es mirarnos a nosotros mismos a la luz del año transcurrido. Es un trabajo de introspección y reflexión que nos enfrenta con nuestras propias encrucijadas y dudas. No es solo el tiempo para evaluar y tomar renovadas fuerzas para comenzar un nuevo año, sino que es también el tiempo de los pedidos.
Quiera Dios que, en este nuevo año, tengamos la capacidad de tomar la distancia necesaria para poder ver con mayor claridad. Que puedan concretarse todos los intentos para encontrar una senda de paz universal, de sensibilidad, amor y engrandecimiento de lo humano en todo el mundo. Que podamos obrar con humildad. Que podamos dar lo mejor de nosotros mismos. Que nos podamos encontrar con nosotros, con el prójimo y con el Creador. Que podamos ser inscriptos, como está escrito en el Majzor: en el libro de la vida, bendición, paz y sustento. Que podamos hacer de este mundo, un mundo del cual Dios se sienta feliz de haberlo creado.
¡Shana Tova Umetuka!