Somos una familia aferrada a las tradiciones y disfrutamos de eso. Nos sentimos orgullosos de nuestro “ser” judío. Nos sentimos orgullosos de transmitir ese legado.
En este 5782 muchas familias judías argentinas decidieron hacer aliá. Eligieron un nuevo camino y sintieron que Israel les daba la oportunidad de vivir ahí con todas las posibilidades de sentirse “en casa”. Y así como nuestros abuelos no tuvieron opción y llegaban adonde el destino o la suerte elegía, ellos sí la tuvieron y decidieron que ese era el camino. Elección, oportunidad y legado. La vida judía misma.
Vivimos en una región donde en la misma semana no se recibe a un embajador de Israel para entregar sus credenciales por la muerte de un terrorista palestino y no se condena la muerte de una iraní a manos de su gobierno “por usar mal” su jihab (velo).
Vivimos en un país donde un legislador argentino pide la desaparición del Estado de Israel pero no dice nada cuando caen bombas en jardines de infantes de ciudades israelíes o acuchillan y matan a jóvenes judíos.
Vivimos en un país donde la embajada de Israel y la mutual judía sufrieron dos atentados con más de 100 muertos, mataron al fiscal que investigaba uno de ellos y ninguno de los tres atentados fueron esclarecidos.