Los ecos de un nuevo año

 
Por Rabino Daniel Goldman.

En todas las celebraciones, la liturgia judía incluye lectura ritual de un párrafo de la Torá.

 

Los maestros de la antigüedad establecieron que en Rosh Hashaná se lea del libro de Génesis, capítulos 21-22.  En la misma Dios le dice a Abraham que lleve a su hijo Isaac para ofrecerlo como sacrificio. Abraham se prepara para hacerlo, pero en el último instante El Eterno interviene indicándole que salve al niño, sacrificando un carnero en su lugar.

 

Entre las abundantes glosas exegéticas de esta historia preocupante, algunos sostienen que Dios prueba la fe de Abraham, mientras que otros resuelven que Dios intenta enseñarle que nada en la vida es tan importante como el amor al Supremo. Pero una interpretación de este pasaje bíblico que me resulta reveladoramente fascinante es la que desarrolla mi amigo, Michael Lerner, en su célebre libro Jewish Renewal (Ed Putnam.NY 1994).