Los encontramos, tan únicos y tan valiosos, repletos de ganas de luchar por sus sueños, con   esa luz que bucea en el alma de cada uno y que vale la pena potenciar.

Los reconocimos pasionales, alegres, luchadores, talentosos, amantes de la paz y de la verdad. Puros, enérgicos, entregados, buscadores insaciables del sentido de la vida.

Los que nos hacen reflexionar, los que nos ayudan a buscar nuestra mejor versión. Los que con sus ejemplos, su fuerza y su nueva forma de ver las cosas nos interpelan con un nuevo paradigma, para construir un mundo mas equitativo, con mas significado.

Son ellos los que nos enseñan que…

No importa cuánto nos hayan quitado, cuanto nos hayan dañado y doblegado, los iehudim sabemos lo que las pérdidas significan. Nos han quitado vidas, ciudades, muchas tierras, hogares. ¡Pero lo que nunca jamás se pierde o se nos quita es la esperanza!

La esperanza de que lo mejor siempre pero siempre está por venir. Y que ante el odio y la destrucción nos elevamos con amor y comprensión para construir juntos un mundo en donde todos podamos vivir.

¡Gracias a los jóvenes por sus enseñanzas!

Shana tova u metuka a todo am Israel

¡Que sean inscriptos en el libro de la vida y de las bendiciones!

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