hombre de una moral
inquebrantable, siempre buscó la paz desde la fuerza, pero nunca desde la sumisión. Su legado de lucha por la justicia y su convicción en la capacidad del pueblo judío para superar las peores tragedias nos recuerda que, incluso en los tiempos más oscuros, debemos mantener la esperanza viva. Su enfoque nos inspira a luchar por la libertad y los derechos humanos, valores que son universales y fundamentales en nuestra tradición.
Hoy, mientras nuestras oraciones se dirigen a aquellos que están secuestrados, también pedimos por un futuro en el que Am Israel pueda vivir sin miedo. Que este nuevo año sea un año de redención, en el que veamos el retorno de nuestros hermanos y hermanas a casa, sanos y salvos.
Rosh Hashaná es, en esencia, un tiempo de renovación, un momento para encontrar en nosotros la fuerza necesaria para continuar, para crecer y para mejorar. Como dijo el profeta Ishaiau (Isaías), “El pueblo que andaba en tinieblas ha visto una gran luz”. Nuestra historia, llena de desafíos y
sufrimientos, también es una historia de esperanza y resiliencia.
El próximo año debe ser uno en el que renovemos nuestro compromiso con la unidad, con la paz y con la defensa de los valores que nos han mantenido como un pueblo fuerte y orgulloso a lo largo de los siglos. Que el sonido del Shofar nos inspire a avanzar con determinación, defendiendo la vida, la libertad y la justicia.
Shaná Tová Umetuká, que este año nuevo sea dulce, lleno de bendiciones y de esperanza renovada.
Shnat Shalom Ubitajon