Pero Iamim Noraim nos impone una conducta constructiva.
Nuestro concepto de Tikun Olam, estar en el mundo para mejorarlo, nos obliga a ser creativos y buscar optimismo donde no debería haberlo. De hecho, somos optimistas por impulso de supervivencia.
Muchos que voluntariamente se habían alejado de la vida judía, vieron irremediablemente que necesitaban acercarse, conectar o reconectar.
Nacieron instituciones para cubrir espacios que se creían vacíos.
Nos juntamos en nuevos ámbitos. Reclamamos en nuestro ámbito laboral, en los medios, en la calle, sin callarnos ni siquiera pensándolo como una opción. Exigimos a autoridades y los enfrentamos.
Aparecieron nuevos aliados. Pocos, pero valientes, que nos entienden y son incondicionales. ¿Los nuevos
justos entre las naciones
Escribimos, cantamos, publicamos, streameamos (permitime el neologismo), volvemos a bailar (después de Nova, es urgente).
Esta vez nosotros, en nuestra generación, nos toca hacernos cargo de sostener la vida y la continuidad de nuestra identidad.
Lo hacemos con energía, fuerza, conciencia y, obviamente, necesidad.
En estos Iamim Noraim, que encontremos la pulsión para reiniciarnos.