Desde hace muchos años compartimos todas las fiestas con mi hermano y su familia. Pasamos a ser los más grandes de la cabecera de mesa casi sin darnos cuenta. Era “ayer” cuando nos tenían que llamar a comer mientras jugábamos en la vereda de la puerta de casa porque el Zeide, que ya había vuelto del Templo, comenzaba con las ceremonias de Pesaj, el brindis de Rosh Hashaná o terminar el ayuno con un té y la torta de queso en Iom Kipur.
Casi sin darme cuenta se acabaron los guefilte fish de mi mamá, que por suerte le pasó la receta a mi esposa y ese mismo aroma también lo siento en los pasillos del edificio cuando estoy llegando y la memoria emocional se traduce en alguna lágrima que aparece.
Hoy somos nosotros los que tenemos la oportunidad de transmitirlo y, de ser cuatro con
mi esposa y mi cuñada, “de repente” pasamos a ser 15. Y entre esos 15 están mis dos nietos. Y mañana seguramente seremos muchos más y la mesa se seguirá agrandando.
Hoy quiero celebrar cada celebración en familia. Quiero honrar este 5784 homenajeando a todos aquellos que estuvieron en la cabecera que hoy ocupamos nosotros. Sin dudas, ellos hicieron bien su trabajo, ojalá nuestros hijos y nuestros nietos puedan decir lo mismo.
Quiero finalizar agradeciendo a la enorme cantidad de empresas, instituciones, organizaciones y columnistas que siguen acompañando a Vis a Vis, no solo durante todo el año sino también en esta edición anual por Iamim Noraim
¡Shaná Tová Umetuká!