¡Fiestas!

(Por Sebastián Wainraich – Actor y comediante)

Entro a un templo y no me pasa demasiada cosa. No uso kipá. No como kosher. Me puse los tefilín por última vez en mi Bar Mitzvá. El viernes a la noche no apago las luces. En Pésaj como pan. La última vez que ayuné en Iom Kipur fue para que Atlanta no descendiera a la C. Funcionó. Tal vez debería pensar en ayunar todos los años. 

Pero entro a una fiesta y suena “Oi oi oi oi, Mazal Tov” y una emoción me atraviesa el cuerpo y el corazón. Un sentimiento de pertenencia me abraza y me contiene. Me explica quién soy y me dice que tengo un hogar que es un refugio y un alivio. “Mashiaj Mashiaj Mashiaj, oi oi oi oi”. Bueno, cuando bailo esa canción siento que estaría dispuesto a circuncidarme otra vez.

Me gusta hablar de judaísmo. Del judaísmo social y emocional. Me gusta hablar de rusos y turcos. De lo que nos diferencia. De los barrios en los que vivimos. Adónde hay más, adónde hay menos. Leo literatura judía, me río y me emociono con comedia judía. Me gusta estar en conflicto permanente con el judaísmo. El año pasado estudié un poquito de Torá.

Hablo con judíos y les pregunto qué tipo de judíos son, cómo viven ese judaísmo, si conocen Israel, de dónde vinieron sus abuelos, en qué ciudad o barrio viven, de qué equipo son (no entiendo que no sean ya saben de quién), a qué club fueron, a qué colegio, a quién votaron.

Ahora viene Rosh Hashaná. No voy a rezar, no voy a ir al templo. Pero habrá mesa familiar. Y vamos a charlar y a gritar, a reír y a lamentar. Vamos a hablar todos a la vez. Vamos a comer. Vamos a brindar. Vamos a estar juntos. Y habrá algo en el aire, algo que no se puede tocar ni se puede ver, algo en el aire que dice que esa es una mesa judía. 

Si vos también lo sentís, seguro sos judío como yo.