En este punto es importante tener presente que la sexualidad no es modificable, y tratar de hacer cambiar a un hijo/hija en este sentido es un error.

Culpabilidad y miedos

Puede darse el caso de que los padres o madres sientan que son culpables, incluso que traten de responsabilizar a sus parejas por la noticia recibida. Nadie tiene culpa de la elección sexual, no debería existir este sentimiento por lo que se es. 

Otra reacción que puede invadir es el miedo a que sea diferente y al trato que puedan darle los demás. Los siguientes tres consejos pueden ayudar a deshacerte de este sentimiento:

Tratar de aprender y crecer juntos como personas, dejando el miedo a un lado; descubrir de a poco la nueva realidad y conocerla lo mejor posible; comprender e interiorizarse mejor de la realidad de los gays, lesbianas, bisexuales, trans. Esto eliminaría muchas de las preocupaciones que la familia suele sentir.

Orientar tu comprensión hacia tu hijo/hija y pensar al hablar

qué actitudes o palabras pueden herirles.

Evitar sentir frustración por no haber detectado anteriormente. Recordar que es una realidad que no va a cambiar, así que haberlo sabido antes no te habría permitido impedirlo.

Aceptación de la realidad

Los padres/madres deben llegar a esta fase de aceptar la realidad, así la comunicación con su hijo/hija sobre el hecho de su sexualidad les resultará, poco a poco, algo natural y carente de cualquier dramatismo. Una vez más, en esto la comunicación, el diálogo y el acompañamiento se presenta como algo fundamental.

Un hecho importante es reconocer el esfuerzo y, muchas veces, la angustia que habrá tenido que sufrir su hijo/hija para aceptarse tal como es, y que la familia pueda ser abierta a nuevas situaciones familiares es algo que puede ayudarles mucho, así como pedirle disculpas si en algún momento no se le ha prestado toda la comprensión que se le podía dar.