Especialmente para los adolescentes, a quienes puede costarles aceptarlo y, sobre todo, afrontar la reacción de su familia.

Muchas personas empiezan a darse cuenta de su orientación sexual y/o identidad de género durante la adolescencia o incluso un poco antes. A pesar de que la sociedad es cada vez más consciente frente a las personas LGBTQ+, y su aceptación social aumenta, aún hoy en día muchos viven su condición ocultos y como un problema que les cuesta asumir y enfrentar.

En el caso de los adolescentes LGBTQ+ (o preadolescentes), generalmente pasan por un largo proceso de aceptarse a sí mismos. Para algunos puede ser largo tiempo, para otros difícil de transitar viviendo con mentiras, otros casos con depresión. Especialmente, porque algunas veces el entorno no les facilita el proceso de aceptación.

Un adolescente LGBTQ+ siente dificultades para explicar a su familia la naturaleza de sus sentimientos, y de hecho, antes de hacerlo, es probable que

trate de engañar a los demás. Por ello, es importante que la familia transmita confianza y sepa comunicar que siempre ofrecerá contención, sea cual sea su orientación sexual.

Cuando llega el momento de conocer la noticia

Por muy preparado que se esté y por muy sensible que sea la familia con esta posibilidad, la noticia inicial siempre provoca una sorpresa y difícil de asumir. Una reacción típica es tratar de reinterpretar lo que han escuchado de sus hijos, también preguntarle varias veces si están seguros de lo que les contaron. Es un hecho que se debe evitar, dado que la realidad no va a cambiar. Los padres deben saber que, en realidad, la homosexualidad es una expresión más de la sexualidad humana, por lo tanto no es un hecho degradante ni se trata de una enfermedad que con terapia se puede sanar.

Los progenitores deben comprender que su hijo o hija no ha elegido ser homosexual. Simplemente es una realidad y debe vivir de acuerdo a la misma, respetándose, tratando de ser feliz y hacer felices a los suyos.