Los alimentos, la reunión en familia, son parte del ritual y de la tradición judía, pero esto no nos exime de tener cuidado a la hora de sentarnos a la mesa. Recuerden que esas dos noches, o más según cada familia, comemos lo que no es habitual en nuestra alimentación, como tampoco lo es la cantidad.

Seamos medidos y disfrutemos del momento a pleno. ¡Que la comida no sea la razón del encuentro sino la celebración de un nuevo año todos juntos!