Por Ariel Gelblung
Dir. del Centro Simon Wiesenthal para América Latina
Se va un año distinto. Bisagra.
El 7 de Octubre de 2023 es un hito en nuestra existencia.
No somos los mismos desde entonces. Ninguno.
Nosotros ni los demás.
Vimos crueldad inusitada, odio desatado, soledad, hipocresía, desilusión, desencanto, abandono, doble moral. Máscaras que se derrumbaron.
Primero el argumento fue la “ocupación”. Ya no es la del ´67, sino la del ’48. El eufemismo es “Del río al mar”.
Después vino otra. Sionistas (eufemismo para judíos) fuera de la universidad. Profesores y alumnos enfrentaron un entorno hostil por su origen bajo la excusa de “Palestina Libre”.
“Palestina Libre” también fue la excusa para suspender una función de “El Violinista Sobre el Tejado” en Londres. Para atacar una sinagoga en Los Ángeles (y en cualquier lado). Es para entrar en una institución sociodeportiva en Santiago de Chile. O dejar de vender carbón a Israel desde Colombia.
Cada vez que tuve el honor de representar a cada uno de ustedes en un foro internacional, fui posteando los temas tratados y gente con la que intercambiaba, para rendirte cuentas de mi trabajo. El primer día del Plenario de la IHRA (Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto), en Glasgow, bajo la presidencia del Reino Unido, nos pidieron que no posteemos hasta la conclusión de la convención, para evitar que, de enterarse por las redes, nos boicoteen. Miedo, prevención. ¿Así es la vida judía en Europa?
Los canales de diálogo con quienes están “del otro lado” están absolutamente cortados.
En definitiva. No tienen previsto querer coexistir con nosotros.
Organismos internacionales que perdieron el rumbo. Los derechos humanos, el feminismo, los derechos del niño no son para nosotros.
Pero Iamim Noraim nos impone una conducta constructiva. Nuestro concepto de Tikun Olam, estar en el mundo para mejorarlo, nos obliga a ser creativos y buscar optimismo donde no debería haberlo. De hecho, somos optimistas por impulso de supervivencia.
Muchos que voluntariamente se habían alejado de la vida judía, vieron irremediablemente que necesitaban acercarse, conectar o reconectar.
Nacieron instituciones para cubrir espacios que se creían vacíos.
Nos juntamos en nuevos ámbitos. Reclamamos en nuestro ámbito laboral, en los medios, en la calle, sin callarnos ni siquiera pensándolo como una opción. Exigimos a autoridades y los enfrentamos.
Aparecieron nuevos aliados. Pocos, pero valientes, que nos entienden y son incondicionales. ¿Los nuevos
justos entre las naciones?Escribimos, cantamos, publicamos, streameamos (permitime el neologismo), volvemos a bailar (después de Nova, es urgente).
Esta vez nosotros, en nuestra generación, nos toca hacernos cargo de sostener la vida y la continuidad de nuestra identidad.
Lo hacemos con energía, fuerza, conciencia y, obviamente, necesidad.
En estos Iamim Noraim, que encontremos la pulsión para reiniciarnos.