Por Gabriel Gorenstein
Secretario General de AMIA – Presidente Likud Argentina
Cuando nos acercamos al inicio de un nuevo año según el calendario judío, Rosh Hashaná, nos detenemos para reflexionar sobre los eventos recientes y los desafíos que enfrenta nuestra comunidad y el pueblo de Israel.
Este 5784 llega marcado por el dolor de los ataques perpetrados el 7 de octubre de 2023 por el grupo terrorista Hamás, que dejó en nuestras almas una herida profunda. En esa fecha, cientos de vidas fueron truncadas y, hasta hoy, seguimos esperando ansiosamente el retorno de nuestros familiares y seres queridos secuestrados, retenidos en condiciones inhumanas.
En medio de este sufrimiento, como comunidad judía en Argentina, nos mantenemos firmes en nuestra solidaridad con Israel. Reclamamos con fuerza la liberación inmediata de todos los secuestrados y condenamos enérgicamente cualquier forma de terrorismo. Esta situación, sin embargo, también nos invita a profundizar en las enseñanzas de nuestros grandes líderes, Zeev Jabotinsky y Menajem Begin, quienes, frente a adversidades, siempre señalaron el camino hacia la dignidad, la resistencia y la esperanza.
Zeev Jabotinsky, fundador del revisionismo sionista, nos enseñó la importancia de la autodeterminación y la defensa de nuestro pueblo con firmeza y orgullo. En momentos de incertidumbre, sus palabras resuenan con mayor fuerza: “Donde está la espada, también debe estar el escudo”. Hoy, más que nunca, Israel y su pueblo necesitan estar unidos, defendiendo su derecho a existir en paz y seguridad.
Por su parte Menajem Begin, Primer Ministro de Israel y hombre de una moral inquebrantable, siempre buscó la paz desde la fuerza, pero nunca desde la sumisión. Su legado de lucha por la justicia y su convicción en la capacidad del pueblo judío para superar las peores tragedias nos recuerda que, incluso en los tiempos más oscuros, debemos mantener la esperanza viva. Su enfoque nos inspira a luchar por la libertad y los derechos humanos, valores que son universales y fundamentales en nuestra tradición.
Hoy, mientras nuestras oraciones se dirigen a aquellos que están secuestrados, también pedimos por un futuro en el que Am Israel pueda vivir sin miedo. Que este nuevo año sea un año de redención, en el que veamos el retorno de nuestros hermanos y hermanas a casa, sanos y salvos.
Rosh Hashaná es, en esencia, un tiempo de renovación, un momento para encontrar en nosotros la fuerza necesaria para continuar, para crecer y para mejorar. Como dijo el profeta Ishaiau (Isaías), “El pueblo que andaba en tinieblas ha visto una gran luz”. Nuestra historia, llena de desafíos y sufrimientos, también es una historia de esperanza y resiliencia.
El próximo año debe ser uno en el que renovemos nuestro compromiso con la unidad, con la paz y con la defensa de los valores que nos han mantenido como un pueblo fuerte y orgulloso a lo largo de los siglos. Que el sonido del Shofar nos inspire a avanzar con determinación, defendiendo la vida, la libertad y la justicia.
Shaná Tová Umetuká, que este año nuevo sea dulce, lleno de bendiciones y de esperanza renovada.
Shnat Shalom Ubitajon