Por Dr. Jorge Knoblovits

Presidente de la DAIA

Los judíos de todo el mundo nos preparamos para recibir estos Iamim Noraim en medio de un dolor indescriptible, sin precedentes en nuestra historia moderna. La sombra de los acontecimientos del 7 de octubre de 2023 nos cubre de angustia, sobre todo por los israelíes aún secuestrados por el grupo terrorista Hamás en la Franja de Gaza y las 1.200 vidas segadas brutalmente ese día.

Estos hechos deben estar más presentes que nunca en nuestros pensamientos, reflexiones y compromisos durante estos “días terribles”, y también en nuestras acciones concretas.
Atravesaremos este tiempo de revisión y balance personal y colectivo en un contexto marcado por la peor matanza de judíos ocurrido después de la Shoá, y en territorio israelí. La brutalidad de Hamás nos ha retrotraído a situaciones que creíamos que nunca más se iban a repetir: 80 años después de la Shoá, los judíos seguimos siendo víctimas de la violencia y el odio.

Como en la Europa de la década de 1940, el 7 de octubre de 2023 vimos cómo se repetía la historia en el país que los judíos crearon precisamente para emanciparse, proteger a sus ciudadanos y evitar volver a ser perseguidos y asesinados

Debemos tener claro que necesitamos unión para poder salir fortalecidos de este trauma colectivo. Este es el momento, una vez más, de demostrarlo con valentía y entereza, como lo estamos haciendo.

 

Los Iamim Noraim transcurren en un lapso limitado, pero los
compromisos que adoptamos deben perdurar para enfrentar los desafíos que Israel y las comunidades judías de todo el mundo tenemos por delante. Este Rosh Hashaná y este Iom Kipur son especiales, distintos a todos los anteriores. El dolor nos obliga a redoblar esfuerzos en un contexto donde la prédica antijudía, a partir del 7 de octubre, se ha exacerbado.

La masacre dentro de los kibutzim, en las calles y en el predio donde se realizaba el festival de música por la paz, muestra hasta qué punto se revela el odio a través de la violencia explícita.  Ese horror impacta en los lugares donde se cometen los crímenes y, a la vez, paradójicamente, generó un clima de intolerancia y odio hacia los judíos a nivel global.

No estamos solos, pero sí depende de nosotros mantener la voz en alto para advertir, denunciar y concientizar a buena parte del mundo que mantiene una mirada complaciente frente al terrorismo y sus réplicas

antijudías, sobre todo, en las universidades y en las calles de países democráticos.
Ya conocemos las desgarradoras consecuencias de la indiferencia y la descalificación.

La DAIA mantiene con un convencimiento irrevocable que la violencia discriminatoria y los discursos de odio pueden y deben enfrentarse con decisión. Hay que seguir trabajando para seguir desarmando las prácticas abusivas. Y en estos Iamim Noraim vamos a fortalecer el trabajo que venimos realizando desde hace 89 años para combatir el antisemitismo y fomentar y reforzar el diálogo con todos los sectores de la sociedad argentina para que la convivencia entre las distintas comunidades siga siendo un ejemplo en el mundo, aún en tiempos turbulentos como los que estamos atravesando.